Arctic Monkeys y el romanticismo

| Arctic Monkeys – Crying Lightning

En 2009 lanzaron su último disco: Humbug (). Su primer single fue Crying Lightning, o Relámpago de lágrimas, como se tradujo aquí. ¿La historia? Una expareja se reencuentra a la salida de una cafetería, y mientras ella intenta recordar los buenos momentos en la conversación, él sólo piensa en el dolor de aquella relación:

Con brazos cruzados te quedaste en el banquillo, como un dolor de muelas.
Te quedaste y resoplaste como si nunca hubieras perdido una guerra.
Aunque intenté tanto no sufrir la indignidad de una reacción,
no había grietas a las que aferrarse o huecos a los que agarrarse.

Richard Ayoade fue el director del videoclip, quien ya había trabajado en el DVD At the Apollo (el cual se estrenó previamente en los cines) y en el video de Fluorescent Adolescent, y que más tarde también dirigiría el del siguiente single, Cornerstone. Por lo general: planos fijos y bastante largos, muy contemplativos para ser música con un ritmo tan acelerado. Vamos con el vídeo de Crying Lightning.



Y con ellos nos vamos de vuelta al siglo XVIII. A ese sentimiento romántico que invadió Alemania y, por contagio, Francia e Inglaterra. La reacción de los ingleses contra la Ilustración y la razón, la defensa a ultranza de la expresión de los sentimientos y de los sentidos. Basta ya de pensar todos lo mismo. Era la exaltación del yo.

A la izq.: El pánico, de Goya (1808-1812). A la drch.: fotograma del videoclip de Arctic Monkeys

No en todos los países se vivió igual, pues las raíces culturales anteriores fueron la base de este nuevo movimiento que se asentaría ahora con fuerza. Allí donde el neoclasicismo (lo que había entonces) promovía la razón, la línea recta, la antigüedad clásica, la belleza ideal, el racionalismo, la virtud, el romanticismo se opone, ofreciendo lo contrario: el corazón, la pasión, lo irracional, lo imaginario, el desorden, la exaltación, el color. Entendemos, entonces, que el mar era uno de los temas preferidos.

Izq.: La barca de Dante, Delacroix (1822). Drch.: La balsa de la Medusa, Géricault (1819)

Desde el punto de vista de la composición tampoco hay duda: línea del horizonte alta para acercar a las personas (si queremos pintar pasiones y sentimientos tendremos que acercar las caras para ver las expresiones), composiciones triangulares y, en escenas marítimas, el mar agitado, espumoso.