El arte de la tele para hacer vídeos contra ARCO: Antena 3

Seamos sinceros: es más fácil huir de lo complejo, reírse de algo que no se sabe explicar. Bienvenidos a Arco a través de la televisión.


 

 

 


Ya ni siquiera nos sorprenden, todos los años cae la típica noticia sobre ARCO en los telediarios. Un periodista, muy original y en un brote de creatividad, introduce un elemento en la feria a modo de experimento. El objeto pone a prueba al público: ¿es una pieza más de la exposición?

Divertido y entretenido. Puede ser. A mí me cansan un poco. Como experimento está bien, pero con una vez es suficiente. Sí, es verdad, la gente a veces que acude a la feria está desconcertada, no sabe muy bien donde está el límite entre obra y estafa (no quiero, por cierto, dejar pasar esta oportunidad sin recomendar el libro Arte o chorrada, de Ian Ground). Pero es que el arte contemporáneo es así. Es más, el arte es así. Sorprendente. Y es lo mejor que tiene, su capacidad de sorpresa. Nadie en su momento se esperó un Caravaggio, ni un Van Gogh. Estas ferias internacionales solo son una oportunidad más de encontrar los de nuestra época. De tomar el pulso al arte actual.

Pero ya, sí sí, es más fácil hacer una noticia que siembre más la duda si cabe que mostrar un contenido informativo que explique a la gente la importancia de Arco. Que explique, por ejemplo, cómo a comienzos de los años 80 España, recién salida de una dictadura, hizo un gran esfuerzo por ponerse al día en materia artística. Cómo creamos una feria internacional que estuviera al mismo nivel que otras mundiales como la Bienal de Venecia. Cómo creamos un foro que no sólo reuniera a galerías nacionales e internacionales, sino a los mejores críticos, directores de museos y coleccionistas del mundo. Cómo Arco nació con el entrañable objetivo de dar la oportunidad a los artistas españoles que no pudieran permitirse de viajar de poder conocer el arte de otros lugares. Y cómo Juana de Aizpuro, primera directora de Arco (en 1982) realizó un esfuerzo brutal por suprimir el impuesto del 22,5% sobre la compra de obras de arte contemporáneo (“No puede ser que un Tàpies sea más caro aquí que en América”, decía la directora), activando el mercado de la cultura en un momento más que necesario.

Como estrategia para que esa duda crezca más, aparecen los típicos cortes de visitantes hablando, me gustaría comentar aquí unos pocos a modo de ejemplo:

“¡Uy! ¿Esto qué es, una papelera o una obra de arte?

Les invito a ver el vídeo ustedes mismos para comprobarlo: no puede ser más artificial. Me imagino perfectamente al periodista: “por favor, poneos ahí y decid…”. Como si las noticias fuera un programa de humor. Quizá la noticia sobre Arco no sea la más adecuada para entretener al público.

Podría ser una obra de arte si yo quisiera, este es el mensaje de venir aquí, es lo que inspira todo esto.

He aquí el arte del periodista para elegir al visitante que hablará en los cortes, alguien que diga que un trípode de cámara puede ser una obra de arte. En fin. Solo me queda una pregunta: ¿por qué alguien a quien la feria le inspira eso paga la entrada?

A veces confunden el mobiliario de la Feria con la exposición

Que esto sea una de las dos frases que dice el locutor de la entrevista deja bastante que desear. No me creo en absoluto que el público sea tan tonto como lo ponen en este tipo de noticias. Me niego, de verdad. Que el arte, a veces, es complicado, puede ser. Pero la gente lo sabe, y más el público de Arco. Sabe que no es una visita fácil. Sabe que no es visitar Port Aventura. Sabe, en definitiva, que acude a que le hagan pensar. Si como periodista lo único que se te ocurre es meterte en la exposición para interrumpir la feria, por favor, déjalo. No informes, no pasa nada. Porque es mejor no informar que informar mal.