Impresión: soleil levant

| Django – Dinette Dinah

Imagínese que tiene que dirigir una película sobre Coco Chanel. Muy bien, pensará, leo sus biografías. Bueno, le recuerdo que no es tan sencillo, pues desde pequeña su vida no fue precisamente normal, como las demás niñas francesas de principios de siglo XX. Con doce años ingresó en un orfanato tras morir su madre de tuberculosis y ser abandonada por su padre.

«Durante mi infancia sólo ansié ser amada. Todos los días pensaba en cómo quitarme la vida, aunque, en el fondo, ya estaba muerta. Sólo el orgullo me salvó». A partir de ahí se convirtió en cantante de cabaret y costurera en una sombrerería. Siempre apoyada económicamente por sus compañeros de cama, frecuentaba los ambientes parisinos de las clases a las que ella no pertenecía. El teatro, la ópera o las carreras de caballos.

Anne Fontaine es la directora de la película Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel y por lo que parece no se lo pensó mucho. ¿Dónde encontrar cómo eran esos ambientes en los que se movía la joven Coco? Fácil: Degas, Manet, Monet, Pissarro, Renoir y compañía andaban con los caballetes por París, mientras ella portaba los hilos y las telas, pintando como locos la sociedad parisina de principios de siglo XX: es la temática impresionista en la película sobre Coco Chanel.

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