¿Qué es la Cultura Visual?

Se suele confundir con el Arte Contemporáneo, con la Historia del arte, con la Historia de las imágenes e incluso con la historia de los medios de comunicación visuales. Y hay parte de cierto. Pero la Cultura Visual no es eso y va mucho más allá. Es un nuevo campo de estudio que ha surgido de una necesidad impuesta por la nueva era que estamos viviendo. Bienvenidos a un mundo visualizado.

La primera vez que leí sobre el concepto de visual literacy (alfabetización visual) quede fascinada por la claridad con la que estaba expuesto gracias a Richard Howells. Era, por una parte, un concepto muy sencillo y evidente. Pero, por otra, nadie caemos en él.

Cuenta el autor que todos podemos trabajar con un texto impreso con facilidad. Comprendemos su contenido, el tono y su estructura. Sabemos leer de manera crítica. Realizamos sofisticados análisis de las palabras, e incluso buscamos referencias. De pequeños, lo hacíamos con los textos de Shakespeare o entre las páginas del Quijote. Todos somos muy buenos en eso, porque nos han enseñado en el colegio. Pero además es algo en lo que seguimos teniendo práctica. Si no, piensen un momento en cómo analizamos una factura de la luz cuando no nos gusta el importe: dónde está la letra pequeña, qué quiere decir esto o aquello, dónde esta la trampa, qué palabra tengo que buscar, etc. Pero, ¿cuántos de nosotros, se pregunta Howells, podemos aplicar este mismo rigor y análisis a lo visual como al texto?

qué es la cultura visual
¿Por qué no nos enseñaron a leer las imágenes con la misma profundidad y rigor que los textos?

¡Cuidado! La literatura visual no es un estudio dirigido a personas con intereses en el mundo creativo. Es una necesidad mucho mayor: todos necesitamos ser visualmente alfabetizados con el fin de funcionar coherentemente con el mundo contemporáneo. Es imposible imaginar un mundo sin cultura visual. Las imágenes ya no se limitan a las galerías o a los medios, sino que nos rodean cada día: publicidad, packaging, o las carátulas de los discos. Y todas ellas forman parte de las decisiones importantes de cada día, como votar a un gobierno, o de las más triviales, qué cereales comprarás para desayunar.

En este texto pretendo mostrar en 10 claves qué es la cultura visual.

[1] La experiencia humana está visualizada.
Hablábamos en la introducción de una nueva era porque hay algo en el clima que está cambiando. Sabemos, por una parte, que la vida está siendo presa de una constante y progresiva vigilancia visual. Si no hemos sido grabados por la cámara de seguridad del cajero, lo seremos por la del ascensor del centro comercial. Por otro lado, además, nosotros mismos también hemos experimentado un cambio: cada vez más invertimos nuestro tiempo libre en los medios visuales de comunicación. Es decir, la experiencia humana está más visualizada. Incluso hemos llegado a visualizar lo que está fuera de nuestro alcance gracias a las imágenes, como los rayos x o las fotografías de la galaxia.

[2] La Cultura Visual es la vida cotidiana en sí misma.
Hasta hace pocos años, se hablaba de la cultura visual en galerías de arte, salas de exposiciones o salas de cine. Se podía afirmar que ya era una parte de la vida cotidiana. Hoy, ya, no. La cultura visual es la vida cotidiana en sí misma.

Por este motivo, ya no es posible separar los estudios por medios visuales. Es decir, como se hace comúnmente en el ámbito académico. Existen los estudios sobre cine, sobre fotografía, sobre arte, incluso sobre medios de comunicación visual; y todos ellos se llevaban a cabo de manera individual. Sin embargo, ahora existe la necesidad de interpretar la globalización posmoderna de lo visual como parte de la vida cotidiana. Es decir, no dirigir la importancia al medio, sino a la relación de la imagen con el espectador. Sin importar si éste la recibe a través de su teléfono móvil, la televisión, la sala de un museo o echando un ojo a una revista mientras espera al dentista. Ese nuevo campo emergente es la Cultura Visual.

[3] La Cultura Visual existe porque es necesaria una alfabetización visual.
El autor Richard Howells es muy claro en este punto: “Necesitamos ser capaces de leer tan bien como escribimos, para aprender cómo otros han comunicado”. La literatura visual no debería limitarse únicamente al interés de personas relacionadas con el mundo creativo y visual. La necesidad es mucho mayor: todos necesitamos ser visualmente alfabetizados, con el fin de funcionar coherentemente en el mundo contemporáneo.

Es imposible imaginar el mundo sin cultura visual. No importa si piensas en la foto familiar que está encima de la televisión de tus abuelos o en las Meninas, el imponente cuadro de Velázquez. No puedes librarte de las imágenes, pues ya no se limitan a los museos o a la televisión. Una educación visual es, hoy, vital, pues de ella dependen muchas de nuestras decisiones diarias. No quiere decirse, en este sentido, que debamos abandonar los análisis literarios en favor de lo visual. A pesar de la preeminencia de la comunicación visual hoy en día, nosotros todavía necesitamos la palabra y necesitamos conocer cómo leerla. Debemos tomar ambas de manera seria. Pero es en lo visual donde necesitamos poner atención correctiva.

[4] Una definición de Cultura Visual
La cultura visual se interesa por los acontecimientos visuales en los que el consumidor busca información, el significado o el placer conectados con la tecnología visual. Se entiende por tecnología visual cualquier forma de aparato diseñado para ser observado o aumentar la visión natural, como la pintura al óleo, la fotografía o internet. Es una definición aportada por Nicholas Mirzoeff en Introducción a la Cultura Visual.

[5] Vivimos en una cultura que entiende mejor a través de lo visual.
Entendemos mejor a través de lo visual, lo que no quiere decir que sea “únicamente” a través de lo visual. Sin embargo, así como la prensa y el mundo editorial marcaron el siglo XIX y se estudia dicha época a través de sus características, podemos decir que la cultura visual es la que marca la era actual. La Cultura Visual es, así, una táctica para estudiar la genealogía, definiciones y funciones de la vida cotidiana posmoderna desde la perspectiva del consumidor. Es decir, que al igual que la prensa marcó el siglo XIX, la cultura fragmentada que denominamos posmoderna entiende e imagina mejor a través de lo visual.

[6] Existe una saturación de lo visual.
El autor Nicholas Mirzoeff cuenta una anécdota divertida sobre esto. Un conductor va por la carretera. La velocidad y las maniobras del resto hace que acomode las suyas propias. Además, por el camino, encuentra otras señales que debe obedecer: semáforos, señales de tráfico, intermitentes, vallas publicitarias, anuncios sobre estaciones de gasolina, horarios y precios, relojes que anuncian la hora, etc. Incluso en esta situación que, por qué no, podemos tildar de estresante, el conductor común aun siente este camino como algo rutinario y, por tanto, decide poner música en su coche.

¿Por qué esta historia? Nuestra habilidad para absorber e interpretar información es la base de la sociedad industrial pero ahora, en la era de la información, adquiere todavía mayor importancia. No es una habilidad propia del ser humano, sino una capacidad aprendida relativamente nueva. Explica Mirzoeff que los hiperestímulos de la cultura visual moderna desde el siglo XIX intenta saturar el campo visual pero fracasa constantemente porque aprendemos a ver y a conectar de forma más rápida cada vez.

[7] El mundo como texto ha sido sustituido por el mundo como imagen.
Es fácil comprenderlo si atendemos el salto visual que dieron los ordenadores. Al comienzo, nuestras ordenes al pc eran a través de MS-DOS. Es decir, a través de código. Escribíamos palabras para que el ordenador hiciera tal o cual cosa. Este sistema paso, por una necesidad obvia, al sistema point-and-click. Es decir, acudir con el ratón al objetivo y hacer doble click sobre él para accionarlo. Entendemos mejor en imágenes y, por este motivo, los textos comienzan a ser sustituidos por imágenes. Recordemos que no es la primera vez: las catedrales e iglesias se encuentran llenos de esculturas y frisos que cuentan la historia de la Biblia para el público del momento que era, mayoritariamente, analfabeto. Nuestro mundo actual no es puramente visual, pero lo visual perturba el desarrollo de cualquier intento de definir la cultura en términos estrictamente lingüísticos.

[8] La Cultura Visual pretende desterrar la idea de lo que lo visual es más mediocre que la literatura.
Hay un prejuicio que debemos eliminar. Por cultura, el mundo occidental siempre ha privilegiado el mundo hablado frente al mundo visual. Lo ha considerado como la más alta forma de práctica intelectual. Las representaciones visuales siempre han sido consideradas como ilustraciones de un texto, es decir, ideas de segundo orden.

La Cultura Visual desafía la noción del mundo como un texto escrito. Para ella no es mejor ni peor, se encuentran exactamente en el mismo nivel.

[9] Sobre la experiencia sublime.
Es un tema complejo pero vital. Es tan complejo que necesitaría una entrada a parte para explicar este tema pero es tan vital que, aunque sea un resumen, debe aparecer en este decálogo. El acontecimiento visual, objeto de la cultura visual, es la interacción entre el signo, el espectador y la tecnología que lo posibilita. Es decir, un triángulo entre, por ejemplo, la película, el espectador y el cine. Más allá de los estudios de semiótica convencionales, el autor Freedberg explica que esta experiencia es el centro de la cultura visual y que se da siempre a través de los siguientes términos: admiración, sobrecogimiento, terror o deseo. Es lo que ha denominado como sublime. Se trata, en resumen, de presentar lo impresentable. Kant habló de lo sublime como una emoción mucho más compleja y más profunda que la belleza. Se trata de la comprensión de los límites de lo humano y los poderes de la naturaleza, una emoción que combina el placer y el dolor.

Es este punto el que retoma, de manera circular, las preguntas que nos planteábamos al principio. ¿Por qué estudiar Cultura Visual?

La experiencia del sentimiento sublime exige una sensibilidad por las ideas que no es algo natural, se adquiere a través de la cultura [Mirzoeff]

Por ejemplo, una película de Godard requiere complejas capacidades de observación propias de lo sublime.