Diez consejos antes de entrar en un museo

| Arctic Monkeys – Black Treacle

Los museos están para disfrutarlos. Nada de ir obligados. Olvídate de ver el museo entero de golpe, en una tarde o de pasar delante de las obras sin saber qué nos están contando. Aquí unos cuantos consejos para aprovechar al máximo la visita a un museo. ¡Disfruta!

1. Vete porque te apetece en ese momento, no porque entra dentro de un recorrido turístico. Tenemos la manía, todos, de incluir en nuestros viajes a los museos como punto de parada obligatoria. No tiene por qué ser así: quizá no nos apetezca entrar, no pasa nada. Además, normalmente, eso incluye ir sin tiempo, con prisas y pensando en lo que viene después. ¿Lo mejor? Vete tranquilo, vete porque nos apetece ir.

2. Piensa dos minutos antes de entrar qué museo estás visitando, qué quiere contarte. No es lo mismo entrar en un museo de arte contemporáneo que a una galería o a una feria. No es lo mismo visitar el Prado que el Museo Reina Sofía o el Museo del Traje. Cada uno de los museos quiere contarnos algo diferente. Aunque no se nos haga evidente a simple vista, cada uno se organiza con un sentido y un criterio para hacernos llegar un mensaje final. Por ejemplo:

  • El tríangulo del arte de Madrid está pensado cronológicamente: Museo del Prado, Museo Thyssen y Museo Reina Sofia; visitarlos en desorden no presenta problema siempre y cuando sepamos que lo estamos haciendo voluntariamente.
  • Si visito el Museo de Bellas Artes de Bilbao, comprendo que van a contarme una historia del arte determinada, que comienza en la Edad Media y termina con arte contemporáneo, un abanico mucho más amplio que el Guggenheim, museo situado a pocos metros, que sólo contiene arte del último siglo.
Museo Balenciaga

3. No intentes ver el museo entero, sino seleccionar algunas obras en cada visita. Cuantas menos, mejor. Hacer el recorrido de un museo entero, viendo todas las obras y todas las salas, es un error muy común. ¿Resultado? Acabamos cansados y hartos de ver cuadros.

Pensemos en el museo como un libro de poesía: jamás lo leeríamos de un tirón en una noche. Como tampoco nos planteamos cenar una caja de bombones, por muy ricos que estén, acabaría empalagándonos. Las obras de arte, pocas y para disfrutar.

Los museos son conscientes de este error. Algunos, en el propio folleto-guía nos hacen una selección de las mejores obras: la mejor selección si nunca hemos visitado el museo. O incluso desde la página web, como el Museo del Prado. ¿Tienes 1 hora, 2 ó 3? Ellos te ayudan.

4. Si vas a ver una exposición temporal, olvídate de la permanente. Casi todos los museos organizan exposiciones temporales muy interesantes. Este último año las retrospectivas de Antonio López, tanto en el Museo Thyssen como en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, han batido récords de visitas. ¿El consejo? Si tienes la oportunidad de volver otro día, no las mezcles. Mejor ver a Antonio López con tiempo y dedicar la visita a su exposición, que después entrar en el museo y recibir todavía más información. El resultado será que no nos quedemos con nada de lo que hemos visto, ni con la temporal ni con la permanente.

Exposición temporal de Antonio López
en el Museo Thyssen

5. Mejor ir acompañado. Ya lo dijo la historiadora Susan Woodford en su libro “Cómo mirar un cuadro”: Lo importante no es sólo que miremos las pinturas, sino que también hablemos sobre ellas; pues, por raro que pueda parecer, a veces contemplar la obra no es en sí mismo suficiente. A menudo el único medio para ayudarnos a sustitur una visión pasiva por una contemplación activa y perceptiva es encontrar las palabras que describan y analicen una obra.

Muchas veces la visita en solitario es necesaria, desde luego, pero por lo general ir acompañados nos ayuda a hablar de las obras y compartir percepciones. Quizá nuestro acompañante vea cosas que nosotros no sabemos ver, nos cuente una historia sobre el artista que no nosotros no sabíamos. O simplemente nos miremos y digamos: ¡qué bonito! Es más que suficiente para hacer la visita más fructífera. [Leer más: Sobre el silencio en los museos]

6. Deja las cosas en el guardarropa, cuanto menos lleves encima más agradable será la visita. Nos puede parecer irrelevante, pero es muy importante ir cómodo. Un calzado que nos permita andar sin quejarnos es una buena opción. Pero además, dentro del museo, tenemos la opción de guardar las cosas a la entrada, hagámoslo. Cuanto menos llevemos en las manos, cuanto más libre estemos de cosas molestas, mejor. Te invito a que dejes, también, el móvil (a no ser que lo vayamos a usar para interactuar con el museo, anotar o buscar información).

Un buen ejemplo de como NO ir a un museo

7. Si la visita va a ser larga, haz una parada.¿Sabías que la cafetería es obligatoria en la construcción de un museo? No es una tontería. En la visita a los museos, como en los viajes, la parada es obligatoria. No se puede conducir más de dos horas, como tampoco andar y andar viendo obras de arte durante mucho tiempo. Siéntate, tómate un café, desconecta un rato y después retoma la visita. Verás como sigues el recorrido mucho más activo que cuando lo dejaste. Tus pies y tu mente necesitan descansar.

Cafetería restaurante del British Museum.
Un espacio agradable lleno de luz

8. Interactúa con el museo si tienes la posibilidad. Gracias al mundo de las redes sociales, el museo ha pasado de ser un monólogo a un diálogo. Antes, entrabas, escuchabas la audioguía y salías por la puerta. Hoy ya no tiene nada que ver. La información que nos ofrecen los recursos multimedia que cada vez invaden más museos o nuestro propio móvil nos permite interactuar con él.  Aquí un ejemplo extraído del Flickr de Jose Luis Orihuela (@jlori):

9. Cuidado con la tienda de regalos, aprende a utilizarla. El equipo de Marketing del museo lo sabe: salimos emocionados de la exposición y, reconozcámoslo, nos llevaríamos postales, pósters, bolígrafos, cuadernos y cualquier cosa que quieran vendernos con -por lo general- un detalle del cuadro estrella de la exposición. Pero, mejor que todo eso, las tiendas de los museos venden revistas y libros mucho más interesantes que los artículos comerciales. Por lo general, bibliografía que no suele estar en librerías normales. Estate atento y echa un ojo a las estanterías.

Tienda del Museo Thyssen. Muchos artículos comerciales
pero también una buena colección de libros en inglés y en castellano

10. Al salir, intenta preguntarte, ¿qué me ha gustado y por qué? Cuando salimos del museo, no nos quedamos igual que cuando entramos, entre otras cosas, porque sino no iríamos. No se trata de hacer un análisis ni un estudio, pero hay que entender que el museo no es un parque de atracciones. La experiencia de una montaña rusa se queda allí, pero la experiencia estética e intelectual del museo nos acompañará fuera también. Cuanto más la aprovechemos, mejor.