Consejos para el último año de tesis doctoral

Antes de empezar me gustaría decirte algo: ¡enhorabuena! Ya solo queda el sprint final. Es el mejor año, para lo bueno y para lo malo, y tu trabajo comienza a tener la forma definitiva, no sabes cómo de reconfortante es verlo. ¡Ánimo!


Hace tres semanas defendí mi tesis doctoral Francisco Calvo Serraller, crítico de arte. Sí, he aprendido mucho, es evidente y cualquiera que realice una tesis lo sabe. Pero he de decirte que también aprenderás sobre la realización de la tesis misma. Y, muchas veces, gracias -o por culpa- de los errores. Yo no tengo la fórmula mágica, pero sí algunos consejos que me daría a mí misma si pudiera retroceder en el tiempo.

[1] Queda poco tiempo, pero somos más productivos.
La tesis es un proceso largo, de años, eso hace que cambie nuestra percepción del tiempo. La tranquilidad de los dos primeros no tiene nada que ver con la ansiedad del último. Como cuando estudiábamos un examen la última noche, pero a gran escala. Esto tiene algo negativo, que es que nos queda poco tiempo, y lo sabemos, pero también algo positivo, mucho más importante, que sabemos (como con los exámenes) que podemos hacer más y mejor en menos tiempo. Así que buena noticia: este último año vamos a ser mucho más productivos.

[2] Ayúdate con calendarios y agendas.
La clave para planificar bien un año es hacerlo bien cada uno de sus días y, además, cada uno de ellos en relación con los demás. Los calendarios, las agendas y todo lo que te proporcione visión de tu día en su conjunto son bienvenidos. El objetivo es que controles la tesis y no al revés, que no sea un caballo desbocado sino que puedas guiarlo tú.

Haz un calendario de entregas. No te agobies con las fechas. No te tomes el calendario como algo inamovible, piensa más bien en un tablero de ajedrez, donde puedas ir moviendo las fichas a tu conveniencia. Te aconsejo la utilización de post-it. El hecho de que escribas a boli te producirá un sentimiento de culpa cuando tengas que tacharlo o borrarlo. De la otra manera, cuando surja un inconveniente o el tiempo se te haya echado encima, solo moverás el post-it de sitio y, lo más importante, de nuevo volverá la sensación de control.

Impresiones desde Google Calendar pueden ahorrarte tiempo y la utilización de pos-it algunos disgustos gratuitos.
Impresiones desde Google Calendar pueden ahorrarte tiempo y la utilización de pos-it algunos disgustos gratuitos.

Cosas a tener en cuenta:

  • Ser realista: no pongas metas imposibles, como acabar un capítulo en un día. No seas duro contigo mismo. Sabes que las cosas llevan tiempo y que un artículo para una revista, de diez hojas, y aunque recicles material, puede llevarte un mes. Sé generoso con los días que otorgas a cada tarea.
  • No es sólo tu calendario. Acuérdate que en él apuntarás las entregas con los directores, por tanto tendrás que tener en cuenta también los calendarios de ellos. ¿Congresos, clases, viajes, vacaciones? No te apuntes entregas en agosto o navidades, porque seguramente tu director no va a leerlo. Él también tiene una vida. O el clásico “se lo entrego el martes y meto sus correcciones el viernes”. Bien, quizá esa semana no pueda leerte o no le apetezca. Habla con él o con ella también a la hora de poner las fechas.
  • Sé flexible. Las fechas van a bailar por todas las casillas. Eso sí, que lo hagan por cuestiones ajenas a nosotros. Nosotros tenemos una máxima: “hago lo que digo que voy a hacer”. Pero luego hay cosas que aparecen. Esa es la vida. Te coges una gripe de 5 días donde no puedes ni enfocar la mirada en la pantalla. Esas cosas pasan (prometido). Pero se soluciona moviendo post-it y habiendo dejado días comodín entre las entregas. Si pones las fechas con soltura luego los inconvenientes serán, eso, menos inconvenientes.

[3] Sé práctico en el día a día.
Aquí los casos son muchos: gente que trabaja al mismo tiempo, gente que imparte docencia en la universidad u otros que se dedican a la investigación en exclusiva. La pregunta que debes hacerte y poder responder es: ¿cuándo hago yo la tesis? El hecho de que varíes los horarios no es muy práctico en este último año. Dormir y ser ordenado ayuda más de lo que crees, porque las horas serán mucho más productivas.

  • Estás trabajando y la gente lo tiene que saber. ¿Por qué digo esto? Muchos ya lo sabréis. Hay una percepción común de que no es un trabajo como tal. A nadie se le ocurre llamar a un amigo suyo que es médico y trabaja en una consulta por la mañana, porque está trabajando. A ti sí, a ti te van a llamar, te van a pedir cosas porque tú puedes atenderlos. Si ya existe esta creencia, por favor, no la alimentemos. Expliquemos a la gente que nosotros también estamos trabajando y no les demostremos que, efectivamente, podemos parar. Una tontería como participar en un grupo de whastapp mientras trabajes hará que alimentes esta idea en tus amigos o familia. Por ejemplo, si tienes horarios fijos podrás comunicarlos. De 8 a 15h trabajo; el resto del tiempo, atiendo el móvil.
  • Cuando haces tesis, haces tesis. Cuando comes, comes. Y cuando duermes, duermes. Mi chico me decía muy inteligentemente que desde la cama no se arregla el mundo. Pon todas tus energías cuando estés con la investigación pero el resto procura concentrarte en lo que estés haciendo. Es imposible desconectar, es deformación profesional, pero no mezcles las cosas. Prohibido: “Este artículo lo leo mientras como”.
  • El coste de parar. Los descansos son importantes, y es importante que los programes. Uno cada 45 minutos puede venir muy bien, pero cuidado con cómo te los tomes. Puedes hacerte un café, andar un poco por la biblioteca, salir a tomar el aire. Pero cuidado con parar demasiado. Desconectar más de lo necesario hace que cueste mucho volver después a concentrarte. Un ejemplo: te levantas, tomas un café con alguien, vuelves al ordenador y ¿qué haces? Lo más probable es que antes de ponerte revises el mail otra vez, mires twitter o facebook, quizá whatsapp. No digo que no lo hagas, solo piensa si te compensa.
  • Evita las reuniones que puedas solucionar en un mail. Creo que un día me haré una camiseta con este mensaje. Todos hemos vivido esta sensación, salir de una reunión de una hora que, realmente, podría haberse solucionado en un mail. ¿Cómo solucionarlo? Pregunta para qué quieren reunirse contigo y prepara la reunión, lleva materiales necesarios. Qué vais a tratar y con qué fin os reunís. Si es para hablar sobre una cuestión, mejor quedáis para comer.

[4] Las citas, nuestras grandes amigas.
Creo que es en lo que más tiempo he perdido este último año y el error que más podría haber evitado. Os voy a contar mi caso. En este último año me he encontrado algunas citas subrayadas en amarillo (es mi código en el word para saber que necesita revisión). Cuando volví a ellas, no recordaba muy bien el epígrafe, quizá lo había escrito hace 4 años. Eso hace que tuviera que volver a leerme a mí misma, ponerme en contacto, acordarme del libro. Buscarlo en el buscador de la biblioteca. Ir a por él. Encontrar dónde estaba y arreglar la cita. Y todo porque en el momento no me apetecía buscar la página (“ya la pondré”). Una cita mal puesta = 20 minutos de arreglo. No compensa. Una vez que pones una cita, termínala, es definitiva. Te lo agradecerás en el futuro.

Esta guía de la doctora Marta Torregrosa, de la Unav, te ayudará a citar mejor.

[5] Olvídate de que diseñarás la tesis cuando la acabes de escribir.
Dejarlo para el último momento es poco inteligente por dos motivos: el primero, tendrás pocas fuerzas y no te apetecerá pelearte con el word (que lo harás seguro) y, el segundo, porque aunque no lo creas ya estás tomando decisiones de diseño al escribir, me juego todo a que no escribes la tesis con las cuestiones de formato que te aparecen por defecto.

El hecho de separar la escritura del diseño esconde un pequeño error: creer que son independientes. Cosas como la largura de tus párrafos inciden en la escritura y la lectura. Si las frases quedan demasiado largas o si no hay una cabecera que pueda guiar al lector. Vas a tener que hacerlo, así que cuando antes mejor para que te ayude a ti también. Escribirás sabiendo el ritmo visual de los párrafos, los textos con las notas… Gracias al diseño también controlo el contenido.

Dejar grandes márgenes ayudará a tus directores a dejarte notas con espacio. Caso real, mi director es muy majo.
Dejar grandes márgenes ayudará a tus directores a dejarte notas con espacio. Caso real, mi director es muy majo.

[6] Maneja un solo documento. 
Es muy cómodo tener los capítulos por separado. Y eso ha estado muy bien, pero no en el último año. A mis compañeros en la universidad les insisto mucho con su tesispuntodoc, como les digo en broma. Esto te va a permitir muchas cosas positivas:

  • Guardarlo cada día. Yo tenía una rutina. Cada vez que lo cerraba, me lo enviaba al mail. Lo tenía guardado en muchos sitios, pero cada día realizaba, al final, la rutina guardar-cerrar-enviar. Es tedioso, pero no dura más de 30 segundos y el disgusto que podemos evitar no tiene precio.
  • Tener un solo documento nos permite ver la tesis en su conjunto, las transiciones entre capítulos y las repeticiones. A veces, nos gusta tanto una cita que nos vale para varios epígrafes y, sin querer, la repetimos. Con una visión en conjunto es más fácil evitar estos errores y podremos, por ejemplo, equilibrar las partes de manera más sencilla.
  • Poder apuntar ideas. Hay veces que escribiendo una parte se nos ocurre algo para otra. Si tenemos todo en un mismo documento, podremos ir al capítulo correspondiente, apuntarlo, y seguir donde estábamos. De la otra manera, con los capítulos separados, te va a dar pereza y no la vas a apuntar. “Me acordaré cuando vuelva al capítulo”. No, no te acordarás.
Cuando comiences un capítulo, te encontrarás las notas que has ido apuntando, con lo que nunca tendrás miedo a la hoja en blanco.
Cuando comiences un capítulo, te encontrarás las notas que has ido apuntando, con lo que nunca tendrás miedo a la hoja en blanco.

[7] Ir a otras defensas de tesis doctorales. 
¿A todas? Yo te recomiendo que vayas a las de tu facultad, sobre todo por cuestiones de metodología. Pero también puedes acudir a aquellas que se parezcan a la tuya. La mía, por ejemplo, trataba sobre el pensamiento de un autor, así que también me han servido algunas de arquitectura o filosofía que analizaban también otro caso. No minusvalores lo que pueden servirte. Cuando vayas, lo harás desde la perspectiva de tu propia tesis, por lo que podrás aprender de buenas ideas y de cosas que no te han convencido: cómo empiezan, cómo explican su metodología, la réplica o incluso los fallos que ha detectado el tribunal.

Te recomiendo tener una libreta, pequeña, que te sirva solo para las ideas que apuntas en otras tesis. Cuando vayas a preparar tu propia defensa, te inspirará leer lo que apuntaste en ese momento. Pero, ¿sabes sobre todo por qué te lo recomiendo? Porque te va a quitar el miedo, harás la escena familiar y cuando te vaya a tocar a ti ya sabrás las cosas que pueden pasar, sin novedades. No es para tanto.

[8] El último año es el año de limpieza.
Algo que aprendí en una de las defensas que estuve. Un miembro del tribunal le dijo al doctorando: “el primer capítulo es muy largo, hay que saber tirar la escalera una vez que has subido”. Hay que asumir que quitaremos cosas que habíamos escrito, incluso partes enteras. ¿Las perdemos? No: si son interesantes, las publicamos y nos autocitamos en una nota al pie.

Te reirás de tus primeras versiones.
Te reirás de tus primeras versiones. De este capítulo, el primero que escribí, no conservé nada, pero lo aprendí todo.

El nivel de nuestra tesis está en lo que dejamos, y para distinguir qué quitar y qué dejar a mí, personalmente, me ha servido la siguiente pregunta cada vez que he dudado: “Zuriñe, este contenido: ¿es necesario para la tesis o ha sido necesario para mí?”. En mi caso, escribí un capítulo entero sobre la historia de la crítica de arte, y me sirvió para formarme y poder manejar fechas, autores y publicaciones, pero luego no lo incluí en la tesis, porque, como dijo la profesora, tiré la escalera una vez que me había subido.

consejos