El error de Los burgueses de Calais, de Rodin, en la plaza del Castillo de Pamplona

| The Little Flames – I’ll Give You Sympathy

Es una pena, una pena enorme, que recibamos en Pamplona una de las obras escultóricas más importantes de los siglos XIX y XX y hagamos lo que hemos hecho: cogerla, dividirla,  y esparcir los trozos por toda la plaza del Castillo. Y esos trozos, cada uno, en una peana. Sí, justo lo contrario a lo que Auguste Rodin quiso para su escultura Los burgueses de Calais.

Cuando el escultor proyectó está obra en 1885 era un momento de independencia de las artes y de la escultura, que saltaba de los edificios y se presentaba sola, exenta. Y Rodin fue uno de los culpables: no más esculturas al servicio de los edificios, ella puede existir independiente, con toda la fuerza que una obra de arte presenta.

Los burgueses de Calais, la obra que se encuentra expuesta actualmente en la Plaza del Castillo, es una buena muestra de este empeño por dotar a la escultura de tal protagonismo. Fue la representación de un hecho histórico que consiguió que el arte estuviera, literalmente, a pie de calle.

 

Rodin vió claro el encargo: era un cortejo funebre de seis personas hacia su propia muerte. Representa la liberación del pueblo de Calais, asediada en el siglo XIV por el ejercito inglés del rey Eduardo III. Entonces, 6 héroes de la ciudad se presentan ante el rey descalzos y con la llave de la ciudad en la mano: te damos nuestra vida a cambio de la liberación del pueblo. Así, se vistieron según los deseos del rey y fueron escoltados por la ciudad hasta sus puertas donde se despidieron de la multitud afligida de hombres, mujeres y niños. Ese es el camino que representa Rodin, y no otro.

Todavía no comprendo quién y por qué ha decidido separarlos y esparcirlos por la plaza. Y, todavía menos, subirlos a una peana. Exactamente contrario a los dos aspectos en los que el escultor fue novedoso.

La importancia de colocar las figuras en grupo
La tradición siempre había sido colocar las figuras en una peana, como modelo de conducta. Pensemos en el típico rey subido a caballo de las plazas de las ciudades españolas. Aquí no, es un grupo a ras del suelo, en medio de la plaza de Calais. ¿Por qué? Porque quiere que los propios ciudadanos de Calais se enorgullezcan de sus antepasados y se involucren con la escena. Que se introduzcan en la tragedia y sean uno más de esos ciudadanos.

Los coloca según su grado de heroísmo. Cada uno responde de forma individual ante la certeza de la muerte. Los primeros la miran de frente, sin miedo, con orgullo y valentía. Los últimos: el temor, el horror y el miedo se apodera de ellos. Es un estudio individualizado psicológico de cada uno (rabia, tristeza, honor, angustia y resignación) pero que sólo pueden ser comparados a través del conjunto.

Detalle del rostro que representa la ira

Todavía no comprendo quién y por qué ha decidido separarlos y esparcirlos por la plaza. Y, todavía menos, subirlos a una peana. Exactamente contrario a los dos aspectos en los que el escultor fue novedoso.

* Fotografía: diariodenavarra.es