Lita Bosch y la intimidad interrumpida en sus retratos

Demasiado real”, le dijo el Papa Inocencio X a Velázquez cuando le pintó en su viaje a Italia. Y demasiado real son los retratos de la fotógrafa Lita Bosch, quien en esta historia ha cambiado los pinceles por su cámara de fotos. Una mirada sincera y honesta que focaliza sobre el hombre y la mujer de hoy. “Soy todo menos palabras”, reza en su página web. Porque ella es, sobre todo, imágenes. Retratos de la realidad más cotidiana con una sinceridad tal que en ocasiones roza la crueldad. Catalana, de 27 años, Lita Bosch ha recorrido Buenas Aires, Londres, Vietnam o Nueva York, y son, según cuenta, ciudades donde ha vivido y fuentes directas de inspiración.

Contaba para la revista Daily Metal que en el año 2008, tras su vuelta de Londres donde había estudiado producción musical, estaba algo perdida. De repente, surgió la oportunidad de viajar unos meses a Vietnam y no se lo pensó: Me compré una cámara réflex digital para documentar mí viaje. Jugué mucho con ella. Un paso importante aunque todavía no decisivo para su futuro. No fue hasta un año después cuando probó una cámara réflex analógica y “empecé a sentirme responsable del acto y las connotaciones de hacer una foto”. Entonces comenzó todo.

Lita Bosch, autorretrato.

“Recuerdo alucinar con la luz que entraba por aquella ventana del baño cada mañana. Me duché antes de ir al aeropuerto. Fue una ducha premeditada. Preparé trípode, encuadre, foco y temporizador. Al terminar avisé a mi amiga,  entró, pulsó y se fue. A los 10 segundos disparó la cámara”. Lita Bosch en ItFashion· [Autorretrato]

La relación entre Lita Bosch y su cámara era totalmente honesta, como sus fotografías lo demuestran. Hemos visto dos ejemplos sobre sus interiores domésticos, llenos de realidad. Pero cuando realmente se produce una conexión total entre la realidad y su mirada es en los retratos.

Confesó hace poco que llegó a este género, el retrato, por casualidad, y que ahora se dedica casi en exclusiva a él. Se pasa el día comprando telas para hacer fondos en su estudio, donde está horas estudiando la composición de la fotografía: Soy una maniática de la luz, estoy obsesionada en cómo incide la luz en el lugar, cómo rebota en la pared, crea líneas, los contras, el claroscuro…

La mirada directa al espectador hace de alguna manera incómoda la contemplación de sus fotografías. En cierto modo, se siente uno invadiendo un espacio que le es ajeno, y a donde no se le ha invitado. Ambientes íntimos donde la cámara irrumpe en silencio, sin molestar y sin que nadie, ni el retratado, pueda observarla.

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