Qu’ils mangent de la brioche!

| Paris Opera – Flower duet from Lakme

París, 1769. Ella es Maria Antonieta. Tenía solo 15 años cuando hizo sus maletas en Austria y viajó largos días en carroza hasta Francia para conocer a su prometido, futuro Luis XVI, el delfín de reino, a quien obviamente solo conocía a través de miniaturas al óleo. Cuatro años más tarde, con 19, se convertía oficialmente en reina. Un título que le quedaba, a lo mejor, algo grande; y si las sumas en las cuentas de palacio no las llevaba demasiado bien, se esforzaba por multiplicar zapatos, vestidos, pelucas, tocados y, sobre todo, fiestas.
[Todas las imágenes del post están tomadas de la película]

Sofia Coppola dirigió en 2006 Marie Antoinette, a quien cogió desde Austria y la introdujo en plena Francia versallesca. Aunque por la cronología en la que vivió se escapa un poco de la época, traigo esta película (con la que abrimos nueva sección: cine) porque encarna de una manera genial los valores del barroco. Pensemos que hace apenas 50 años moría el Rey Sol, el máximo exponente de una época en la que los países católicos exaltaban el poder absoluto del monarca, que culminaría en la cuasi divinización. Fue él quien mandó construir Versalles. Ya no necesitábamos catedrales, ¿para qué, si el rey vive en palacio?


Qu’ils mangent de la brioche!, contestó la reina cuando se le avisó de que el pueblo pasaba hambre. Vamos, que si no tenían pan, ¡qué comieran pasteles! Seguramente al pueblo no le hizo tanta gracia, por eso la revolución comenzó a abrirse paso y, el 14 de julio de 1789, toman la Bastilla. Una fortaleza que apenas custiodaba a menos de 10 personas, pero que simbólicamente suponía la caída del Antiguo Régimen. La cabeza de la reina tenía el precio fijado.

Era el pueblo de la sociedad barroca, que a penas sabía leer o escribir. El arte de la época era entonces, por fuerza, un arte para los sentidos: el barroco. Para qué atender a las razones si bastaba con hacer ruido. Era el triunfo del impacto sensorial. Vemos a pintores como Ribera realizar una serie dedicada especialmente al tema: el tacto, el gusto, el olfato, el oído y la vista.

Especialmente a este aspecto se le presta atención en la película. Vemos por ejemplo como la corte debe hacerse ver. En la boda de Maria Antonieta no se escatima en gastos. Baile, fuegos artificiales, y si hay que vestir la iglesia o las escaleras de palacio en plena calle, se hace. Todo con tal de que los embajadores que vengan aquí cuenten que somos los mejores cuando estén allí.

El oído. Comer sí, pero con música de fondo mejor. Por eso también gusta mucho el teatro y la ópera a la sociedad parisina.

Y los exagerados banquetes para saciar el apetito a los reyes. Hasta comer se convertía en un verdadero espectáculo. La exageración barroca: cuanto más, mejor.

♠ | La película